LA ESTERELIZACIÓN...OTRA FORMA DE EVITAR LA MATERNIDAD NO DESEADA

Quisiera agregar otro ámbito al tema del aborto, que son las otras posibles decisiones que se asumen para evitar una maternidad no deseada. Decidí esterilizarme a los 27 años (el año 2000) en una decisión que fue tomando forma poco a poco, mientras mi feliz e incipiente maternidad, con un hijo de dos años, dejaba en evidencia que esa era toda la energía que estaba dispuesta a disponer para criar.
La verdad es que la reprobación social y el rechazo que produjo mi decisión en la gran mayoría de mis cercanos, incluyendo el ginecólogo, no fue inesperada pero sí exasperante por la insistencia y la irracionalidad que expresaban. En ese momento no era para ellos una mujer decidiendo libre y responsablemente como hacer su vida, sino casi una suicida existencial que en algún momento pagaría cara una decisión radical y absurda.
Los argumentos iban desde la posibilidad de quedarme sola y desamparada por no ser capaz de concebir, por lo que probablemente ningún hombre se fijaría seriamente en mí hasta el horrible panorama de que mi hijo podría morir en cualquier momento y yo no tendría como reemplazarlo. La verdad es que ahora que lo escribo, creo que ya no tendría la paciencia para escuchar tanta divina estupidez, pero en ese momento lo hice esperando que pasaran los meses que el ginecólogo impuso para que yo reconsiderara mi decisión. Esos meses los asumí porque luego de consultar a varios médicos del área, fue el único dispuesto a respetar, no sin resistencia, MI criterio respecto a como quería vivir MI vida (suena casi como si hubiera estado haciendo un favor ¿no?)
Finalmente, luego de decirle que en realidad para mí quedar embarazada era muchísimo peor que querer concebir un hijo y no poder, suponiendo que que alguna vez me pasara esto último, y que el médico pudo asumir que a mis (ya a esas alturas) 28 años, luego de meses de escuchar repetida e insistentemente que yo NO quería concebir de nuevo bajo ningún motivo y que quería tener sexo placentero y frecuente sólo porque me encanta hacerlo, y, desde su prejuicio profesional, aludiendo a que yo era psicóloga, por lo me imagino supuso que eso me haría más cuerda que otras mujeres que tampoco quieren ser madre...luego de siete meses de espera (como un parto prematuro) parí por fin mi orden de hospitalización para cortar y cauterizar mis trompas renunciando feliz a mi capacidad de reproducirme...esa orden decía que yo tenía una cardipatía (por supuesto inexistente) ya que el ginecólogo argumentó "sino van a decir en la clínica que yo soy nazi y que tú eres loca"...ese fue el broche de oro...bueno debo decir que ya han pasado siete años desde ese momento y ya la posibilidad de ser madre nuevamente está fuera del campo de experiencias posibles para mí... de adolescente usé anticoncepción de emergencia (el famoso 3x3), métodos abortivos, condones , coitus interruptus..de todo menos abstinencia...pero la libertad de saber que el ejercicio de mi sexualidad es sólo placentera y no reproductiva es ya un placer en sí mismo.