viernes

YO ABORTÉ EN PLENA DICTADURA


Yo aborté en plena dictadura. Como yo participaba en la resistencia política al gobierno militar, conocía muy bien la clandestinidad, el miedo a la policía, el saber de lo ilegal y del peligro de transgredir. Así, la experiencia de abortar era continuación de lo mismo: riesgo, castigo, secreto... uf! Sin embargo, en ambas situaciones estaba también mi convicción de estar en lo correcto de acuerdo a mis principios y creencias.

Yo había leído -ya en el liceo- el libro de Wilhelm Reich “La revolución sexual de los jóvenes” y me gustaba mucho esa ética liberadora que pretendía sacudirnos de las rémoras clericales occidentales.

No creía (y no creo) que la exploración sexual de la adolescencia fuera pecado ni tampoco que interrumpir un embarazo fuera un asesinato. Así, estando en la universidad -y en medio del terror de la violencia de estado- quedé embarazada, pese a las precauciones anticonceptivas que tomaba. Tuve inmediata claridad de que un embarazo sería una catástrofe para mí y sin dudar opté por abortar. Concuerdo con Humberto Maturana cuando afirma que: la “vida humana” comienza cuando la mujer decide –en su lenguaje y emocionar- que un embrión es un hijo/a y así le nombra. Así fue para mí: ese atraso menstrual sólo era un atraso menstrual, no un hijo/a.

A mis 23 años yo no conocía todavía los macabros ribetes del comercio clandestino que se ejerce sobre nuestros cuerpos y nuestra desesperación. Abortar en la clandestinidad chilena fue una experiencia lúgubre, con una “matrona” deshumanizada y un contexto social desfavorable, porque hasta a las personas más izquierdistas de ese tiempo les penaba el fantasma cristiano patriarcal del asesinato (seguro que no habían leído a Reich). A mí no. Pese al fuerte dolor que sentí en mi cuerpo durante la intervención (conocida en ese tiempo como ‘raspaje’), pese al temor que sentía por enfrentar esas condiciones casi insalubres, mi emoción más importante tras salir de allí fue un alivio inmenso.

Me prometí a mí misma no necesitar volver a recurrir al comercio clandestino y opté por cuidarme muchísimo, no sólo técnicamente, sino también en lo emocional y en las formas de relacionarme con mis parejas: no al machismo, no a la obsesión con el coito heterosexual; sí al placer y a la libertad, sí al erotismo creativo, sí al empoderamiento de las mujeres.


una feminista peluda

4 comentarios:

Mujeres Públicas dijo...

Estimadas:

Felicitamos la idea de este blog y la valent�a de quienes muestran sus historias.

Respecto de los culpables de la penalizaci�n del aborto...Tenemos una convocatoria para pedir la excomuni�n masivamente de la Iglesia Cat�lica por los derechos de las mujeres en respuesta a lo que est� sucediendo en el tribunal constitucional.... tal vez les pueda interesar

Est� en nuestro blog!!!!!!!!!!

www.mujerespublicas.blogspot.com

Mujeres Públicas dijo...

Error!!!
Esta es la dirección :S

http://www.colectivamujerespublicas.blogspot.com/

vivifi dijo...

me parece muy wena la idea de publicar experiencias de aborto. Nos hace más cercanas al dolor que tienen que pasar las mujeres que lo hacen no sólo físico, sino también emocional. Tanto por estar embarazada y saber que ese embarazo no te hace feliz, como por los sentimientos de culpa que en esta sociedad se nos ha enseñado a tener luego de tomar esta decision sobre nuestro cuerpo.
Muchos cariños, ojala esta iniciativa se mantenga y sean muchas y muchos quienes opinen y cuestionen la necesidad del derecho a abortar. Para que no siga siendo un tema tabú, para que se discuta, para que no se niegue su existencia
adios

Anónimo dijo...

Cada experiencia mostrada, cada lucha intensa de mujeres y en especial jóvenes con determinadas características; es la prueba de que las muejeres jóvenes tenemos que organizarnos y desde el movimiento levantar nuestra agenda desde nuestras necesidades.
un gran abrazo y admiración...
Vanessa Díaz
Huancayo
Perú