miércoles

El Aborto…La Palabra Prohibida.


Al fin…hoy puedo hablar de mi experiencia con este tema…recuerdo cuantas veces lloré sola y confundida, sintiéndome una basura pero a la vez aliviada; ese tipo de sensaciones extrañas, mezcla de rabia, culpa, angustia, y esperanza.

No sé si estas líneas serán pocas o muchas…no lo sé y no me importa, porque por primera vez me tomo la palabra, y escribiré hasta quedar exhausta.

Yo he abortado al menos tres veces en mi vida. Recuerdo que mi madre me habló del aborto siendo muy niña como una alternativa para interrumpir un embarazo no deseado; pero a veces lloraba al escuchar algún tema cebolla y yo pensaba que lloraba por haber abortado.

Siendo pre adolescente ayudé económicamente a una amiga -algo mayor que yo- a juntar dinero para que abortara porque se había embarazado del pololo y no quería, en ese momento, tener un hijo. Sacamos unas joyas de mi madre y las fuimos a empeñar, por supuesto mi madre se enteró y le tuve que contar. No me dijo nada.

Estando en la Universidad, en una ciudad lejana a la residencia de mi familia me enamoré y sentí el deseo de tener un hijo o hija con mi amor, pero a la vez no tenía condiciones para ser madre y estudiar a la vez. Los deseos inconcientes son más fuertes y finalmente me embaracé, y entonces me di cuenta que mi pololo no dejaba de carretear mientras yo me quedaba en casa, sola, y sin esa supuesta felicidad que da la maternidad. Llegó fin de año y tuve que partir a mi ciudad de origen, cuando le conté a mi madre hubo llantos, reclamos, retos…nadie estaba feliz…y me dijo “¡tienes que abortar!”, fuimos donde un ginecólogo que cuando ella le preguntó por un dato nos dijo “tome, anote ud.” y nos pasó un papel. En ese mismo instante me sentí una delincuente. De ahí comenzó el peregrinar por médicos y matronas que cobraban unos 450 mil pesos en se tiempo (que era más que el sueldo de jornada completa de un funcionario público), dinero que nosotras no teníamos, y así pasaron muchos meses, porque luego tampoco nadie lo hacía por el tiempo. Finalmente a los 5 meses llegué donde un médico, que me preguntó qué hacía y me cobró 50 mil pesos.

Tuve que ir sola, así lo requirió, un día sábado a las 14:00 hrs. Llegué, esperé en una sala junto a otras mujeres, algunas como yo y otras mayores. Me hicieron pasar a otra sala, me solicitaron que me sacara los cuadros, y me pusieron un medicamento a la vena; luego no recuerdo nada porque me dormí y desperté en una camilla, después de un sueño muy alucinante y en el que soñaba con el más allá, y con un lugar donde todo era felicidad, a mi lado otra mujer lloraba y yo la acariciaba. Un joven que me daba golpes suaves en la cara y me decía que me había portado muy mal, era algo cálido, y me preparó para que me fuera. Una vez que salí me esperaba mi madre, quien me llevó a la casa, me acosté, y al rato sentí que un golpe de sangre salía de mi vagina, sentí temor y mi madre también, no podíamos hacer nada, llamamos a la consulta y una señora me respondió “ud sabe que no tiene que llamar” y colgó.

A los días me recuperé, y caí en un estado depresivo que me costó años superar, porque no lo podía hablar con nadie ya que temía ser condenada, y además yo misma no era capaz de perdonarme. Por otro lado, aún no lograba entender todo lo ocurrido, conocía la clandestinidad pero desde el ámbito político, y no lograba unir las piezas del puzzle, esto era algo tan mío pero a la vez no lo era.

Esta herida que sentía que cargaba no hallaba como cerrarla, y a los meses nuevamente me embaracé. Esta vez una amiga me había hablado de una inyección de uso veterinario que tenía efectos abortivos, el Ilirén. Sin pensarlo dos veces la usé, y a los minutos tuve fuertes contracciones que terminaron con la expulsión del embrión. Esta vez me sentí aliviada, porque con mi pololo la relación era pésima y él ejercía violencia física hacia mi.

Pasaron muchos años. Estando titulada, trabajando, y con una pareja estable, en una relación sexual descuidada y en medio de esas reconciliaciones que se producen en algunas dinámicas de pareja, quedé embarazada; al mismo tiempo me enteré que mi amor era mío y de varias otras, de un momento a otro se me develó una persona que no era la que yo me imaginaba que era. Tuve una visión y una intuición de mi hijo sufriendo en una dinámica familiar tóxica, con un padre ausente, y enfrentando un embarazo en absoluta soledad. Con el dolor de mi corazón una vez más decidí interrumpir el embarazo.

La madre de él nos entregó un dato. Esperé a una mujer en un paradero de micro alrededor de las 14 horas. Anduvimos un buen tramo hasta llegar a una población popular. Llegamos a una casa solitaria, me acosté en una cama, me pidió que me sacara los cuadros y al rato llegó un hombre. Pusieron un medicamento en mi vena y me dormí, al rato escuché que me decían cállate, y luego el hombre rápidamente se despidió de la mujer y se fue. Ella también con apuro me pidió que me vistiera y que nos fuéramos; yo no terminaba de despertar y ya nos habíamos subido a una micro y llegamos al centro de la ciudad donde nos esperaba mi pareja. Él me llevó a la casa, dijo que iba a comprar, y de ahí en adelante poco y nada lo vi.

Esta vez la depresión fue peor que la de antes; tenía la certeza de haber hecho lo correcto, pero me sentía desdichada, sola, y muy triste. Como tenía los medios llegué donde una terapeuta con la que recorrí un largo camino de amor y reparación. Me perdoné, me acepté en mis decisiones, y comprendí que el aborto es una medida de anticoncepción de las mujeres utilizada desde hace siglos.

7 comentarios:

Unknown dijo...

Leer esta historia me dió mucha pena, pero no por los abortos en sí, porque una tiene la libertad de decidir que hacer con su cuerpo y aunque aún no sea legal y despenalizado el aborto, lo hacemos igual...

Me dió pena todo lo que tuviste que pasar, tus parejas que reaccionaron con esa frialdad y abandonarte así...

Y de lo que haya pasado, pensaste bien, a mi juicio hiciste lo mejor por ti y por el futuro que se venía si esos embarazos se completaban.

Abrazo!!

Las Choras del Puerto dijo...

Hola pusimos su link en nuestra página.

Felicitaciones por su trabajo

www.laschorasdelpuerto.blogspot.com

Natalia Molina dijo...

a mi tambien me dio tristeza esta historia , tanto peligro tanto dolor ...si tuvieramos derechos a anticonceptivos eficaces y entregados gratuitamente ninguna mujer deberia pasar por estas situaciones dolorosas.
Es increible como la carga se la lleva solo la mujer ..podria apostar que ninguno de esos "casi-padres" tiene el mas minimo trauma al respecto .

Anónimo dijo...

Siento mucho el calvario por el que ha pasado, es una dura historia.

Tan sólo una cosa: es un error calificar el aborto como método anticonceptivo.

Por definición, un método anticonceptivo evita la fecundación del óvulo.
Pero el aborto se realiza después de la concepción, eliminando el embrión que ha sido ya concebido.

Un método anticonceptivo impide que el espermatozoide se una al óvulo, porque desde ese momento se concibe un nuevo ser humano único e irrepetible (un nuevo ADN único en la historia).

Todo lo que venga después de la concepción es aborto y muerte del feto, no anti-concepción.

Menstruadora dijo...

Hola, hoy es domingo, aborté el jueves pasado. Me siento bien, sé que hice lo correcto, no creo haber hecho nada malo, me siento libre...pero no paro de llorar y llorar, y llorar, y llorar.

Anónimo dijo...

Me siento mejor sabiendo que es lo más normal que luego del aborto nos venga una depre o no paremos de llorar.
Gracias por compartir las experiencias!!!!
Hoy me arrepiento de haberme arrepentido en algun momento de abortar. Hice lo correcto, la maternidad no es para mí.
Y se me hace difícil cada día cumplir ese rol con mi hija.

ConcienciaFeminista dijo...

El silencio es lo peor que podemos hacer con historias dolorosas, que se constituyen en tales porque la sociedad es culpógena. Tenemos que tratar de desentendernos de esto que ha construido el patriarcado y hablar sobre las vivencias de las mujeres que están llenas de secretos en el ámbito sexual y reproductivo.
Basta de verguenza y de culpa. Estas son sólo inventos útiles para mantener a las mujeres en la sumisión y el silencio.
Hablemos de lo que nos pasa.